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Debate
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Haber trabajado largamente en lo relacionado con las drogas nos permite saber que existen formas diversas a la hora de tratar a los drogodependientes. Por ejemplo, en las Comunidades Terapéuticas en EEUU muchos de los trabajadores eran ex pacientes que no pocas veces derivaban a personalismos e individualismos propios de las sectas. El individuo como líder del centro asistencial a drogadictos cobraba más importancia en aquel país. Algo parecido pasa con la multiplicidad sin límites de iglesias evangélicas.
Y en la Hispanidad, en nuestro modelo de tratamiento, se admitían ex pacientes siempre y cuando éstos hubieran estudiado algo relacionado con y adecuado para el puesto, y en tal caso podía quedarse a trabajar en el centro.
Una característica de las Comunidades Terapéuticas españolas, es que trabajan más con la familia. Así se entiende fácilmente que la terapia debe adaptarse al entorno e incluso a la cultura en general.
Permítasenos ahora dar un pequeño salto en el tiempo. En la Europa del año 1500 se produjo un gran cambio en la cristiandad occidental, fue el momento en que se produjo la célebre Reforma protestante. El cristianismo, hasta ese momento, buscaba el bien, la verdad y la belleza. Y cuando hablamos del bien nos referimos al bien común, al bien de todo un grupo. Una persona puede beneficiarse individualmente, pero ese beneficio debe repercutir en el grupo, igual que un árbol no se come directamente sus frutos.
Para el cristianismo, uno se gana el cielo con las acciones que realiza en la tierra. Haciendo buenas obras y buenas acciones tendrás más probabilidades de tener las puertas del Cielo abiertas, y ahí reside lo que llamamos el budismo y otras religiones dhármicas denominan “karma”. Los más parecido al karma en el cristianismo es el concepto teológico de pecado. Las acciones en el mundo católico hispanoamericano sí importan.
Pero con la Reforma protestante de Lutero, todo esto cambió. Lutero dijo que el hombre solo se salva por la fe. Esto supuso un gran cambio, pues lo importante entonces pasó a ser las acciones individuales, no si haces el bien o no. En definitiva, si eres egoísta no tiene importancia, e incluso por estas acciones uno no debe sentir culpa. Como apuntó Nietzsche, “la caridad te come el alma y te quita la vitalidad”. No en balde este filósofo alemán creció en una familia protestante, su padre fue pastor y de joven estudio teología.
Siguiendo esta lógica, da igual que te aproveches con mala intención de la gente, porque en el fondo uno se salva con su “propia” fe. Así y según palabras del filósofo Gustavo Bueno, se entiende mejor el colonialismo depredador de los anglosajones de los siglos XVII, XVIII y terminó en el XIX porque ya no había más indios nativos a los que exterminar en Canadá Estados Unidos, Australia, etc. El colonialismo anglo fue un genocidio.
Según el sacerdote cordobés Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573), los imperios se dividen entre heriles y civiles: “…en un solo hombre se puede ver el imperio heril que el alma ejerce sobre el cuerpo, la potestad civil y regia que el entendimiento o la razón ejercen sobre el apetito, por donde se ve claramente que lo natural y justo es que el alma domine al cuerpo, que la razón presida al apetito, al paso que la igualdad entre los dos o el dominio de la parte inferior no puede menos de ser perniciosa para todos”.
Tras esto vino Calvino, que añadió una serie de cuestiones y matizó otros puntos a esta Reforma. En términos ideológicos agregó algo que tiene extraordinaria importancia, también en la actual psicología, y es que Jesucristo vino a salvar sobre todo a los ricos, a los que progresan, no vino a salvar a todos, puesto que la ganancia y la riqueza es un signo de “predestinación”. Yo me puedo salvar por la fe y la riqueza. En este sentido hay que ir cada uno a lo suyo, a no ser que juntándonos saquemos más, pero en cualquiera de los casos es una cosmovisión utilitarista del mundo y de los otros. De ahí deriva las frecuentes relaciones de pareja de usar y tirar.
Se comprende fácilmente que apostar por una psicología hispanoamericana sin duda nos sitúa en un sistema ideológico más justo y equitativo.
Otra frase que se escucha con muchísima frecuencia hoy en día es que “antes de estar vinculado a una pareja hay que estar bien con uno mismo”, pero lo que suele ocurrir es que, tras cultivarse masivamente uno mismo, más bien uno queda atrapado en su ombligo y después no hay lazo que encontrar, el cultivo masivo de uno mismo como un determinismo que lleva a creer que no hay otra forma de vida posible.
Tras la caída de la Hispanidad, en Occidente ya no se busca tanto la lógica hispana, que es el bien común, la verdad, y la belleza, como el interés individual, el utilitarismo y lo pragmático.La explotación utilitarista del otro, la búsqueda de la riqueza sin importar los demás, dio como resultado el Imperio Persa de Darío, el III Reich de los nazis, o los imperios inglés y holandés.
Si leemos la obra teatral del magnífico dramaturgo español Alejandro Casona La barca sin pescador, nos daremos cuenta de la gravedad de dicha ideología, incluso sobre uno mismo.
El retorno actual de la Hispanidad también implica un retorno al bien común, a la verdad, y a la belleza, un retorno a la importancia del contexto, a la importancia del ajuste de las personas dentro de su sistema de apego, a la importancia de la Historia y de la narrativa de los pacientes; un retorno al importantísimo apego de la familia, a la experiencia, al significado de lo comunitario, un modelo que vaya más allá de los diagnósticos individuales.
FERNANDO PÉREZ DEL RÍO
Dr. en Psicología | Consulta privada de psicología
Profesor de la Universidad de Burgos
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