DISCUSIÓN ABIERTA [Foro] Foros NOTAS DE PRENSA Síndrome de Pollyanna, o el peligro de ser demasiado felices

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    Redactado por Isbelia Farias.

    El síndrome de Pollyanna, también se conoce como Pollyannismo, y es un término que se utiliza para hacer referencia a la sublimación del optimismo. En psicología, quienes padecen el síndrome de Pollyanna son incapaces de ver el lado negativo de la vida, por lo que desestiman una parte de la realidad.


     

     

    Quienes padecen el síndrome de Pollyanna suelen ser considerados como unos optimistas definitivos, sin embargo, no siempre es beneficioso.

    El nombre se debe a que en 1913 la escritora norteamericana, Eleanor H. Porter, publicó una novela con este nombre: Pollyanna. Esta fue un éxito y años después tuvo su secuela, Pollyanna Grows Up, que en España se publicó como Pollyanna crece. Ambas obras han sido llevadas al cine de forma exitosa. La primera vez fue en 1920. Esta versión fue una de las más famosas, al igual que la de 1960.

    Pollyanna es una niña huérfana de sus dos padres que se marcha a vivir con la tía llamada Polly, una mujer que es mayor y severa de carácter. También conoce al señor Pendleton, quien es un hombre solitario, y a la señora Snow, una persona que está deprimida por una enfermedad que la obliga a estar en cama.

    Para afrontar esta nueva etapa en su vida, la niña recurre al juego de la alegría, que no es otra cosa que una manera optimista que su padre le había enseñado para hacer frente a lo que le sucediese. Con esta actitud, la niña solo ve el lado bueno de las cosas y de las personas. De modo que, la personalidad de la niña se caracteriza por un optimismo exacerbado, que también logra influir en las personas de su entorno, las cuales se contagian por igual con su positividad y alegría.

    El síndrome de Pollyanna

    En 1969 se comenzó a usar el nombre de Pollyanna en la literatura psicológica, por Boucher y Osgood, para asentar la hipótesis de Pollyanna, refiriendo de que había una tendencia humana universal de valorar las palabras positivas más frecuente que las palabras negativas en la comunicación.

    Más tarde, en 1978, el síndrome de Pollyanna fue descrito por Matlin y Stang, como un principio psicológico para describir el sesgo positivo de las personas cuando recuerdan eventos del pasado. Según este principio, el cerebro tiende a procesar la información agradable de una forma más exacta y precisa que la información desagradable. Lo cierto es que las personas tienden a recordar el pasado con más optimismo de lo que realmente ha sido.

    Los investigadores Margaret Matlin y David Stang presentaron pruebas para considerar que las personas se tratan de exponer más a los estímulos positivos y evitar los negativos. Al parecer, se toman más tiempo para reconocer lo que no es agradable o lo que es amenazante, de lo que es seguro y agradable.

    También informaron de que encontraron que lo recuerdos selectivos era un fenómeno que se daba con más frecuencia cuando el recuerdo era muy antiguo. Es decir, a mayor demora, más selectivo es.

    Padecer de este sesgo de positividad es más peligroso de lo que se pudiese pensar, ya que no solo afecta el pasado, sino también el futuro. Quienes lo poseen, transforman los hechos del pasado adecuándolos a la visión positiva y, respecto al futuro, tienden a sobreestimar los eventos y las consecuencias que puedan tener sus actos y otros acontecimientos.

    De manera que, se produce un exceso de confianza que no permite analizar la probabilidad de fallar, perder o de que las cosas no resulten como se habían imaginado.

    Esta actitud, llevada al extremo, ocasiona problemas. Por un lado, se corre con el riesgo de no fijarse en todo lo que está en el entorno o lo que sucede, lo cual puede generar inconvenientes al momento de gestionar las situaciones más dificultosas. Por otro lado, omitir el lado negativo de los hechos hace que esta persona pueda tergiversar la realidad, siendo víctima de un autoengaño y, cuando las cosas no resulten como esperaba, sufra de frustración crónica.

    Es favorable tener pensamientos positivos y una buena motivación, pero esto siempre debería ser equilibrado, ya que, llevado al extremo puede ser tan perjudicial como el pesimismo exagerado.

    En diversas circunstancias, ser positivos puede ser bueno para sentir motivación y sobrellevar algunas situaciones, pero, en otros momentos, será necesario afrontar lo negativo que existe en la vida para poder aprender de las experiencias, superarlas y seguir adelante.

    En todo caso, si una persona considera que la situación vivida le resulta complicada o no logra gestionar sus emociones, la mejor recomendación es buscar ayuda psicológica para encontrar ese equilibrio que es necesario en la vida.

    Bibliografía
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    Torres-Salazar, C., Moreta-Herrera, R., Ramos-Ramírez, M., & López-Castro, J. (2020). Sesgo Cognitivo de Optimismo y Percepción de Bienestar en una muestra de Universitarios Ecuatorianos. Revista Colombiana de Psicología, 29(1), 61-72.

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