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Personalidad infantil: ¿por qué algunas personas se comportan como niños?
Algunas personas parecen nunca madurar.
Llegar a la vida adulta debería ser sinónimo de una actitud madura ante la vida. Se trata de un proceso natural donde después de haber pasado la adolescencia, el cerebro ha alcanzado su desarrollo pleno y la persona alcanza un cierto equilibrio emocional.
Pero entonces ¿Por qué algunas personas se comportan como niños? Caprichosos, intolerantes a la frustración, victimismo, egoísmo, son adultos que parece que no han dejado las actitudes infantiles. Vamos a intentar dar claridad a este asunto.
¿Por qué hay personas infantiles e inmaduras?
Las razones por las que una persona adulta se comporta de forma infantil son varias. Estas actitudes en ocasiones no son obvias, no les verás tirándose al suelo llorando por algo que les frustre, pero sí tienen berrinches que manifiestan de otras formas.
Se supone que para la vida adulta la gestión de emociones y la resiliencia son rasgos necesarios, pero parece que no siempre es así. ¿A qué se debe que algunas personas tengan una personalidad infantil? Aquí algunas de las principales razones.
1. Falta de empatía
Las personas que se comportan como niños tienen una enorme falta de empatía. En las primeras etapa de la vida la capacidad empática del ser humano es muy reducida. Para llegar a ser un adulto empático, hay que desarrollar nuestra inteligencia emocional mediante la experiencia.Sin embargo, cuando una persona no ha tenido un referente de personalidad empática, difícilmente podrá desarrollarla. La empatía nos permite entender al otro y ponernos en sus zapatos, lo cual nos hace comprender a las personas y actuar en consecuencia.
2. Desborde emocional
Los desbordes emocionales son típicos y normales en la primera infancia. El cerebro del niño se inunda de frustración, tristeza, enojo o alegría desenfrenada y al no tener capacidad de gestionarlo, se manifiestan actitudes como berrinches o momentos de hiperactividad.No obstante, el cerebro va madurando y estas emociones ya no deberían sobrepasar a un adulto. Una persona mayor que no controla estos desbordes emocionales puede tener reacciones agresivas. Cuando no ha habido una gestión de emociones, el adulto se comporta como niño a través de un “berrinche adulto”.
3. Mentir
Las personas inmaduras suelen mentir con frecuencia. Mienten para evadir responsabilidades, para ocultar carencias o para culpar a otros. En el fondo son débiles, no les resulta fácil enfrentar el peso de sus acciones, por lo que prefieren mentir.Este tipo de personas han crecido en un ambiente sobreprotector que les ha impedido enfrentar las consecuencias de sus acciones. Lejos de cambiar esta actitud, las personas inmaduras se aferran a la mentira como una solución a sus problemas.
4. Caprichos
Una persona caprichosa quiere obtener lo que desea en el momento que desea. Cuando esto no ocurre así, su comportamiento se vuelve infantil con acciones impulsivas, berrinchudas y egoístas para obtener eso que deseaba.Incluso suelen olvidar en el posible daño que hagan alguien más, su interés está puesto en obtener algo, que hasta que no es logrado causa un sentimiento de frustración es muy grande, que puede manifestar con hostilidad e incluso violencia.
5. Intolerantes a la frustración
La intolerancia a la frustración es común en la personalidad infantil. Cuando a lo largo de la infancia y la adolescencia, no se han proporcionado las herramientas necesarias para controlar la frustración, se llega a la vida adulta con incapacidad para controlarse.Todos nos enfrentamos todos los días a situaciones que no están en nuestro control. Por diversas razones no obtenemos lo que queremos como lo queremos. Pero las personas infantiles no toleran esta frustración y actúan de forma arrebatada y con ira, esperando poder obtenerlo.
6. Irresponsables
Una razón de la personalidad infantil, es la irresponsabilidad. Cuando un niño o adolescente no ha conocido el valor de la responsabilidad, no logra entenderlo fácilmente con el paso de los años.Cuando esto sucede, las personas inmaduras no tienen conciencia de la gravedad de su irresponsabilidad, para ellos es fácil no cumplir con horarios, actividades asignadas, o tener la iniciativa de tomar las riendas de alguna labor que le requiera estar al frente, ser formal y cumplidor.
7. Culpar
Culpar a otros es una actitud común de las personas que se comportan como niños. Cuando algo ha salido mal, o la propia falta de responsabilidad, no se asume y en su lugar se buscan culpables.En ocasiones las personas infantiles señala y acusan directamente a otros para eximirse de consecuencias. Pero también suelen justificarse a si mismos de sus fracasos o deficiencias, culpando a otros de forma introspectiva.
8. Personalidad poco definida
La personalidad infantil es débil y manipulable. Por eso se dice que la personalidad es poco definida cuando una persona adulta, se comporta de manera infantil. Suelen no tener una postura firme y dejarse llevar por otras personas o modas.Esto es relativamente normal durante la adolescencia, no obstante se espera que un adulto tenga la firmeza suficiente como para mantener dominio sobre sí mismo y no dejarse mover o intimidar por otras personas, o para olvidarse de sí mismo y adaptarse a lo que otros le requieren.
9. Buscan satisfacción inmediata
Las personas que se comportan como niños, buscan continuamente los satisfactores inmediatos. Todo aquello que le produce placer fácil y casi instantáneo, es lo que las personas infantiles buscan, dejando de lado lo que les requiere disciplina y mayor esfuerzo.Esto los convierte en personas que más que preocuparse por los resultados, van por lo fácil. Tiene que ver incluso con sus hábitos alimenticios, su forma de generar ingresos, y de relacionarse con pareja y amigos.
10. Falta de compromiso
Huir del compromiso y lo que implica, es una señal de personalidad infantil. Debido a esto, los adultos inmaduras rehuyen de empleos, actividades y todo tipo de responsabilidades que les implique un compromiso.Así que de antemano evaden decir abiertamente que se comprometen con algo. Si bien es válido aceptar que no se está dispuesto a hacer algo que no se quiere, el rasgo de falta de compromiso en personas inmaduras, es no admitirlo honestamente y solo de forma evasiva no asumir las situaciones.
¿Cuáles son las características de un adulto infantil?
Algunas personas están retrasados en el desarrollo del manejo de sus emociones.
¿Cómo podemos evaluar si un adulto funciona emocionalmente como un niño? Como terapeuta que trabaja mucho con parejas, he aprendido que casi cualquier cliente puede aparentar de forma razonable ser un «adulto» cuando lo conozco individualmente.
En contraste, ver al mismo cliente en una sesión de terapia de parejas en la que ambos conviven me da mucha más información. Los comportamientos errados, inmaduros y patológicos se vuelven mucho más visibles.
También veo hasta qué punto las acciones de cada uno son groseras, hirientes o incluso peligrosamente infantiles, o tranquilas, respetuosas y con la madurez de un adulto.
¿Qué es la edad emocional?
Un psicólogo de África con quien hablé alguna vez en una conferencia internacional de psicología me explicó que en su país era común evaluar a las personas en términos tanto de edad física como de edad emocional.
La edad física se puede contar por la cantidad de cumpleaños. La edad física, especialmente en los niños también tiende a estar relacionada con la estatura, la fuerza y el funcionamiento cognitivo. En contraste, la edad emocional o psicológica se vuelve evidente en los hábitos y reacciones emocionales. Por ejemplo, los adultos se mantienen en calma mientras que los niños tienden a irritarse con mayor facilidad. Los adultos ejercen juicios cuidadosos antes de hablar, mientras que los niños tienden a decir palabras hirientes y sin tacto de maneras impulsivas.
Si los niños pequeños quieren un juguete con el que otro niño está jugando, probablemente irán a quitárselo.
La mayoría de los infantes se enojan o lloran muchas veces al día, incluso si son niños bien atendidos y felices en general. Las reglas de los juegos adultos, como tomar turnos y no arrebatarse las cosas todavía no son parte de su comportamiento. Los pequeños no actúan de una manera constantemente civilizada porque todavía no han interiorizado las reglas de los adultos «civilizados».
Sin embargo, estos comportamientos que son normales para los niños, se ven infantiles y groseros cuando son adultos quienes los llevan a cabo.
¿Cómo reconocer el comportamiento infantil?
Una manera de pensar sobre cómo los niños pequeños difieren de adultos emocionalmente maduros es pensar en los niños que conocemos, tal vez incluso nuestros propios hijos, nietos, sobrinos y vecinos. ¿Cómo difieren estos niños de los adultos que conocemos y respetamos?
Referencias bibliográficas
• Ekselius L. (2018). Personality disorder: a disease in disguise. Upsala journal of medical sciences, 123(4), 194–204. doi:10.1080/03009734.2018.1526235.
• Lokko, H. N., & Stern, T. A. (2015). Regression: Diagnosis, Evaluation, and Management. The primary care companion for CNS disorders, 17(3), 10.4088/PCC.14f01761. doi:10.4088/PCC.14f01761.
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