LAS PAREJAS de HOY en día NO SE PROTEGEN: «Los Emponderados»

Las parejas no se piden prácticamente nada “si tal petición” tiene relación con limitar la libertad del otro.

Hoy más que nunca, el “compromiso” de la pareja entra contradicción con la libertad individual.

En principio, podemos pensar que el rodillo del individualismo dificulta lo común. Sabemos que hoy las parejas son dos personas individuales que se juntan, unidos pero solos, se quieren, se aman, pero dentro de una cosmovisión mas utilitarista, egótica.

Lo que observo cada día en la consulta es que las uniones de hoy se caracterizan por una enorme dificultad en ceder parte de su libertad personal a favor de lo común, o a favor de la protección de la pareja.

Dice Massimo Recalcari: “Narciso es, de hecho, una figura de la desconexión, de la ausencia de relación entre el uno y el otro, de la ruptura del vínculo.”

Un hombre me explicaba que tenía que ir a una carrera popular de 5 km. Realmente no estaba preparado físicamente, pero tenía que ir porque su mujer iba a participar y, en esa misma carrera, participaba otro hombre del que tenía celos.

Y como tenía celos de que su mujer se encontrara con este otro hombre, iba a ir a la carrera popular con el objeto evitar el contacto de su mujer con este hombre, quería hacer acto de presencia con objeto de interponerse con dicho hombre.

La pregunta que nos hacemos es ¿Por qué no dijo a su mujer claramente lo que sentía y lo que le inquietaba realmente?
Este hecho, es cada día más común en las parejas. Hoy en día, no se suelen expresar ese tipo de cosas a la pareja puesto que se supone que limita la intocable libertad del otro.

Una joven me contaba que su novio hablaba por chat privado con una brasileña pero claro, si le reprendía estaría coartando la libertad de su novio.

La chica se moría de celos y se subía por las paredes de rabia, pero decía que ella no podía decir nada, puesto que su novio se enfadaría con ella y la llamaría fascista controladora y claro está, su relacion se debe basar en la confianza y la libertad.

Pero también pensaba, que su novio debe ser libre para que asimismo, él no vaya a limitar la libertad de ella. Si le dejo hacer lo que le de la gana yo haré lo que me de la gana.

Y así vivirán los dos juntos pero solos. Con angustia y celos. La pareja se rompió a la semana, puesto que el chico se fue con la brasileña.

En las parejas actuales apenas existe la libertad de decir a tu pareja -no vayas con esta mujer- – o -me da miedo que salgas de fiesta con otros hombres-. Si dices algo así serás un fascista, retrógrado, antiuniversitario.

Todo se basa en que mi pareja sea libre y por lo tanto, yo también. Y para calmar la ansiedad que me produce que mi pareja esté de fiesta con sus amigos, yo me pongo yo a hablar con otros para que me consuelen.

Hoy en día, proteger a la pareja, es algo visto como control, de derechas, reaccionario, etc. Pero “proteger” a la familia no es lo mismo que “controlar”.

Hay una cierta dificultad en entender, que la pareja es “un tres” es un común que va más allá de la suma de individualidades. Lo que cuesta entender hoy en día, es que a la pareja hay que protegerla y hoy, más que nunca.

Sin duda, en nuestra sociedad actual las personas solo se protegen individualmente, pero no entienden que haya que proteger a la pareja a la familia o incluso a un país.

En buena lógica, uno de los problemas de nuestra sociedad es la infidelidad; es desgarrador que una persona esté dando lo mejor de su vida y la otra le responda con la mayor deslealtad. Desde 1978 no es delito la infidelidad aunque por el inmenso sufrimiento que genera debería de serlo.

Al final, lo que se instala en las parejas es justo la inseguridad, el miedo y la angustia de poder perder a tu pareja en cualquier momento porque todo es líquido y flojo, y eso sí, muy libre. Es la angustia de Ana Ozores en la obra maestra de la Regenta.

Las politicas de género han invertido muchísima energía en fomentar la separación, en perderse en la propia imagen y no en la unión.

Hoy en día, los vínculos resultan problemáticos a causa de esa intocable libertad, una libertad casposa, donde el mundo se reduce a la imagen del propio yo.

Donde solo tiene que haber derechos individuales, y donde los vínculos generan deberes. Las consecuencias ya las conocemos, la gente vive sola y paseando al perro, y obviamente, se ha roto el principio de conservación y no hay hijos. Pero eso sí, todos estamos emponderados.

Es una situación que me recuerda mucho a cuando yo era auditor de ONGs, recuerdo que auditando a una ONG, que me encontré a un buen amigo al que debía auditar y el amigo te dice sin tapujos, -confía en mí, no hace falta que me audites y mires mis papeles-, y yo le contesté, -claro que confío en ti, pero, no tiene que ver nuestra amistad para que me enseñes las cuentas-.