DISCUSIÓN ABIERTA [Foro] Foros DISCUSIÓN ABIERTA [Foro] La FALSA MODESTIA y sus PEREGRINACIONES

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      Hay pruebas de que a veces las personas tienen un yo diferente respecto de lo que sienten y perciben. El ejemplo más claro, sin embargo, no es tanto el falso orgullo como sino la falsa modestia. Se tiende a creer que la falsa modestia permite resaltar las propias cualidades positivas, como por ejemplo ser competente, al mismo tiempo que permite suscitar simpatía, disfrazando las glorias como quejas o profesiones de humildad.


      Pero de hecho todo lo dicho anteriormente no es cierto. Con este artículo de Psicología-Online, descubriremos qué es la falsa modestia en psicología social, por qué se usa y cuáles son los rostros de la falsa modestia.

      Comúnmente se conoce que la falsa modestia es la peor de las soberbias. Concretamente, la falsa modestia es la capacidad de parecer, falsamente, tímidos mientras explicamos lo buenos que somos. Según Freud es la especialización en “excusationes non petitae” (excusationes non richieste), las cuales significan exactamente lo que se quiere negar.

      La modestia es distinta que la humildad, la cual es virtud creatural que hace al hombre consciente de su propia finitud. En cambio, si te pregunta qué es la falsa modestia, en realidad es un verdadero engaño, pariente estrecha de la vanagloria proclamada. En los siguientes apartados te contamos qué significa la falsa modestia en diferentes contextos de nuestra vida.

      En ocasiones nos preguntamos por qué se usa la falsa modestia. Quizás en este momento se le ocurre alguien que, lejos de alabarse a sí mismo, se denigra o se desacredita. Estas actitudes denigrantes pueden ser sutilmente útiles para favorecer el ser, ya que a menudo provocan sentimientos de tranquilidad. Un tópico de la falsa modestia podría ser decirle a un amigo “me sentí como una idiota” para que el amigo te consuele diciendo, “pero no, lo hiciste bien”. Otro ejemplo de falsa modestia seria “ojalá no me sintiera tan poco atractivo” para dar lugar a que te digan “vamos, conozco a muchas otras personas que son mucho menos atractivas que tú”. Descubre qué es la actitud según la psicología social.

      Hay otra razón por la que la gente se denigra a sí misma y alaba a los demás. Concretamente se hace para reducir al mínimo y dar poca importancia a su capacidad. Eso les permite reducir la presión relacionada con su rendimiento y rebajar el punto de referencia inicial para la evaluación de las prestaciones.

      Un ejemplo de falsa modestia son los entrenadores deportivos. Antes del partido decisivo, elogian la fuerza de los adversarios y destacan las debilidades sobre las que su equipo necesita trabajar. Los entrenadores transmiten una imagen de modestia y deportividad y preparan el terreno para una evaluación favorable, independientemente del resultado. Una victoria se convierte en el logro de un objetivo digno de alabanza y una pérdida se convierte en un hecho atribuible a la excelente defensa de los adversarios. La modestia, como decía Bacone, no es más que una de las “artes de la ostentación”. No te pierdas este artículo si quieres saber más sobre cómo se forman las actitudes.

      La gratitud superficial y el peligro de sobreclasificación

      La falsa modestia aparece también en los informes autobiográficos que la gente hace de sus metas. Para averiguarlo, Roy Baumeister y Stacey Ilko (1995) invitaron a algunos estudiantes a escribir “una importante experiencia de éxito”, pidiendo solo a una parte de ellos que firmen con su propio nombre y se preparen para leer su propio escrito a los demás; estos estudiantes a menudo reconocían la ayuda o el apoyo emocional que habían recibido. Aquellos, en cambio, que escribían de manera anónima solo raramente mencionaban su propia gratitud, y más a menudo se pintaban a sí mismos como los únicos promotores de su propio éxito. A partir de estos resultados, a los investigadores les surgió la idea de gratitud superficial, es decir, aquel que parece humilde, mientras que en la intimidad de la propia mente solo se da crédito a sí mismo.

      La gratitud superficial puede salir a la superficie cuando nuestro rendimiento supera el de los que nos rodean y nos sentimos incómodos con respecto a los sentimientos que otros pueden tener hacia nosotros. Si percibimos que nuestro éxito podría poner celosos o resentir a los demás – un fenómeno que Julia Exline y Marci Lobel (1999) definen “los peligros de la sobreclasificación” – podemos minimizar nuestros resultados y mostrar gratitud. Para los superclasistas, las autopresentaciones modestas son un gesto natural.

      Así pues la gratitud superficial y el peligro de sobreclasificación son fenómenos que ocurren cuando una persona se siente por encima del resto, pero no quiere que se note que lo orgulloso u orgullosa que está de ello.

      Los rostros de la falsa modestia

      Este fenómeno de la falsa modestia puede mostrarse de muchas maneras. A continuación, veremos los rostros de la falsa modestia:

      1- El invisible: es una persona dotada, pero rechaza todo reconocimiento público para no ser envidiado. Hace como si fuera “normal” y disimula lo bueno que es en lo que hace. Su necesidad es refugiarse de la envidia, cuya destructividad teme, con la certeza de que si no emerge en nada será amado y aceptado. En los demás produce la sospecha de ser engañado y de no saber realmente quién está frente a ti.

      2- El narcisista: hace todo lo posible para hacer bien una cosa y obtener un cumplido que. Sin embargo, rechaza a los demás, menospreciándose a lo grande, para inducirle a lo demás a que le digan cosas bellas. Su necesidad es obtener confirmaciones externas. Que se le diga: “Bravo, te apruebo, eres un grande”. Busca en los demás que lo convenzan de su valor.

      3- El supersticioso: niega cualquier valor o éxito porque teme que reconocerlo traiga mala suerte y atraiga un evento negativo. Su necesidad es no tentar porque para él, por alguna razón, afirmarse equivale a ser castigado. Cuando está con los demás crea una atmósfera de inminencia, de superstición y de precariedad que lo hace inquietante.

      4- El descontento: siempre ve lo negativo de lo que hace y solo se da cuenta de lo que falta. Nunca puede sentirse feliz. Su necesidad es buscar metas continuas para no detenerse a reflexionar, en un perfeccionismo inapropiado. Provoca ira y agresividad en los demás. Su silencioso “No sabes lo que podría hacer” es egocéntrico y despectivo.

      Este artículo es meramente informativo.

      Bibliografía
      Myers, D. G. (2008). Social Psychology. Nueva York: McGraw-Hill.
      Pilutti, R. (2009). La presunzione, la modestia vera e quella falsa. Recuperado de: http://www.renatopilutti.it/2009/02/25/presunzione-modestia-vera-e-falsa/
      RIZA (2012). No alla falsa modestia. Recuperado de: https://www.riza.it/psicologia/l-aiuto-pratico/3092/no-alla-falsa-modestia.html

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      Redactado por el equipo de psicología, LA MENTE ES MARAVILLOSA.

      La humildad real nace de la comprensión de que todos somos humanos. La falsa modestia es solo una máscara de la arrogancia.

      La modestia es una cualidad, por lo general, muy positivamente percibida. Cuando estamos ante una persona con talento que además se muestra sencilla, solemos valorarla favorablemente por partida doble. Y de esto, precisamente, es de lo que se agarran aquellos individuos que van por la vida portando la máscara de la falsa modestia. Desean obtener el reconocimiento por su labor y también por su humildad, y ¿qué es esto sino arrogancia?.

      Y es que todos conocemos a alguien que es experto en jactarse de sus virtudes de forma velada. Quien se lamenta de estar cansado por tantos viajes de vacaciones, o quien se queja del aspecto de su pelo sabiendo que es uno de sus mejores atributos. Las intenciones de estas personas resultan transparentes a ojos de quien las escucha, pues es evidente que se trata de una modestia falsa.

      La modestia como virtud

      Está muy extendida la apreciación de la modestia como una cualidad positiva. Desde pequeños aprendemos a agradecer tímidamente y bajar la cabeza ante un halago, y a no exponer nuestros triunfos de forma directa. De alguna manera nos instruyen en que el valor de nuestros actos solo es tal cuando son los otros quienes lo descubren.

      De esta forma no está bien aceptado socialmente que vayas por ahí vanagloriándote de tu aspecto físico o de tu gran talento para el canto o para el deporte. Y, en cambio, es magnífico cuando otra persona lo nota por sí misma y lo halaga. La modestia y la humildad son valores muy loables, pero constituyen un arma de doble filo.

      Nuestra modestia debería surgir de una comprensión profunda de que somos seres humanos, como todos los demás. Esto es, que tenemos nuestras virtudes y cualidades, pero también nuestros fallos y áreas de mejora. Y, así como nosotros destacamos en un ámbito, las otras personas brillan en otros.

      La humildad sincera viene de aquellas personas capaces de valorarse y valorar a los otros al mismo nivel. De aquellos individuos que se conocen, se aceptan y se encuentran en paz con quienes son.

      Sin embargo, con frecuencia, este ideal queda tergiversado y la “modestia” termina convirtiéndose en una seria limitación para la autoestima. A veces crecemos sintiendo que es malo valorar, expresar y compartir nuestros logros. Reprimimos nuestras virtudes o les restamos importancia, puesto que así somos percibidos como personas buenas y modestas. Pero esta actitud tiene un calado hondo en nuestra propia percepción de nosotros mismos.

      Para gozar de una buena autoestima y un autoconcepto positivo necesitamos conocer y reconocer nuestros talentos. Necesitamos darles valor y sentirnos satisfechos con nuestro desempeño. Una modestia mal entendida nos puede conducir a infravalorarnos y a sentirnos insuficientes.

      El por qué de la falsa modestia

      Pero, ¿qué ocurre entonces con aquellas personas que disfrazan su arrogancia de humildad?. ¿Por qué decir: “estoy harta de que siempre me digan que aparento menos edad de la que tengo”, en lugar de afirmar: ¡qué bien que parezco más joven!”?

      Pues, sencillamente, porque la modestia es una cualidad deseable y estas personas lo saben. Desean vanagloriarse de su aspecto, de su personalidad y de su éxito. Quieren parecer competentes y mostrarse como superiores ante los demás, quieren dejar patentes sus logros. Pero son plenamente conscientes de que, si lo hacen abiertamente, causarán mala impresión.

      Por ello recurren a fingidas quejas y lamentos que, verdaderamente, esconden arrogancia. “¡Qué fastidio!, ya no sabemos ni donde colocar todas las medallas que gana el niño”. Con esta retorcida frase alardeo de las virtudes de mi hijo y además parezco restar importancia al asunto.

      Sin embargo, la realidad es que la falsa modestia es fácilmente detectada por cualquier interlocutor. Ante estas personas no se tiene la impresión de que sean humildes, sino de que son presuntuosas y, además, poco sinceras. Lo cual genera un sentimiento de rechazo aún más fuerte.

      Por ello lo más saludable es acostumbrarnos a poder compartir nuestros logros de una forma sana y sincera. No tiene nada de malo valorar quién eres y alegrarte por tus éxitos. Además, desde esta posición de sinceridad seremos también capaces de reconocer nuestros fallos y las virtudes de los demás. Dando lugar a una modestia sincera que nos recuerde que todos somos humanos.

      Imagen cortesía de Konstantin Da Costa.

      Bibliografía
      Palacios, E. G., & Zabala, A. F. (2007). Los dominios social y personal del autoconcepto. Revista de psicodidáctica, 12(2), 179-194.
      Valencia Pérez, X. (2016). El manejo de la impresión y la necesidad de aprobación social como moderadores entre la personalidad y la salud mental (Master’s thesis, Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Departamento de Psicología).

    • Jaime SantillanaJaime Santillana
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      La falsa modestia es una forma de insinceridad o de juego de apariencias. Me quedo con esta frase: “La humildad real nace de la comprensión de que todos somos humanos. La falsa modestia es solo una máscara de la arrogancia”. Cuanta razón! Salu2.

    • Dominga de LeónDominga+de+León
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      Muy buen trabajo.  Está dentro de las mascaras que utilizamos para encontrar aprobación del medio.

      Si buscamos la aprobación de nuestros actos en nuestro si mismo, esto es más que el yo es nuestra relación con el entorno, el ambiente que nos rodea.   Rechazamos el reconocernos en nuestra complejidad  humana.

      Al acercarme un  número  de teléfono ví signos de celos en esa personalidad, le dije:  sos celosa,  NO,  yo NO, hace un 5, ella sola dijo,  no hago el  primer movimiento  hacia dentro.  El autoconocimiento es un derecho y una obligación moral.

      “Conócete a ti mismo y conoceras el mundo.   Gracias por  compartir este informe.   Abrazos

      telefono

       

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