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Debate
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Tras los lamentables y trágicos sucesos que tuvimos vivir la pasada Madrugada de Viernes Santo, nos hemos de parar a reflexionar sobre las verdaderas causas de lo ocurrido. En principio, podemos sólo responsabilizar a unos niñatos descerebrados o delincuentes comunes sin vergüenza ni escrúpulos que se han querido reír a costa de una Sevilla que no quería sino disfrutar, como es tradición, de sus cofradías, de sus imágenes más sagradas y queridas, y todo en recogimiento, en paz, y en algunos momentos dentro del cálido y espontáneo fervor popular, que algunos, qué le vamos a hacer, a veces confunden con chabacanería y mal gusto. Unos desalmados sin educación que se han creído que gozan de impunidad porque están convencidos que la noche y la calle son de su exclusivo patrimonio, resultándoles lícito poder expresar su falta de respeto hacia el prójimo, sin reparar en las consecuencias.Mas no se ha de detener en esa simple evidencia, el análisis sosegado de esos gravísimos acontecimientos. Organizados o no esos desgraciados, lo cierto es que esa actitud de desprecio, ofensa a los sentimientos religiosos de una inmensa mayoría de cristianos que celebran su Semana Grande, en la que se funden armoniosamente tradición cultural, arte y Profesión de Fe, era de esperar. Existía miedo, un temor lógico por parte de los responsables de seguridad ciudadana, cuya gestión, por cierto ha sido modélica, a un atentado de corte islamista, pero se ha pasado por alto que desde hace años se ha gestado otro peligro mucho más cercano, y con el que ya nos hemos habituado a convivir. Me refiero a la estrategia promovida contra la Religión Católica, la Iglesia y los sentimientos cristianos. Se han promovido, fomentado y justificado ofensas y agresiones verbales y físicas contra esos sentimientos y creencias y eso en una sociedad donde los más jóvenes se están educando sin valores, ni la consciencia de limites, en la plena ignorancia de los principios de autoridad, esfuerzo y disciplina marcada por las reglas de una sana y pacífica convivencia. Se han maleducado sin corrección posible y en la ortodoxia del todo vale; y es que si la buena educación es un arma de construcción masiva, la mala educación es el arma más letal de destrucción de cualquier civilización.Por tanto, yo acuso, y en primer lugar lo hago señalando con el dedo inquisidor a un nefasto sistema educativo que ha generado que proliferen ese tipo de especímenes que se sienten sólo alguien y gozan de protagonismo en las redes sociales, en las que revierten su fracaso personal, y que claro, como escoria que son, siguen el ejemplo que les transmite esa sociedad en plena descomposición. Resulta divertido, y además sale gratis, meterse con los sentimientos católicos, pues lo hacen incluso con descaro algunos representantes de partidos políticos con cargos, aunque más bien sean cargas, en las instituciones.Acuso, pues, también a todo ese conglomerado de partidos de extrema izquierda que llevan años intentando promover el odio contra los cristianos, que atacan a la Iglesia por ser un reducto de esa España a la que también odian y quieren destruir desde sus cimientos. Acuso a jueces y fiscales que están potenciando y justificando esas conductas de clara agresión, bajo el pretexto de una supuesta libertad, que por contra, se torna en delito de odio, cuando de contrario se critican los planteamientos ideológicos de la nueva religión laica de género.Acuso a todos los partidos políticos con representación parlamentaria, que ya por acción, PSOE y Podemos u omisión, PP y Ciudadanos, están empeñados en reactivar una falsa memoria histórica, enalteciendo un negro periodo de nuestra Historia en el que rigió los destinos de los españoles, una II República que toleró el incendio de iglesias, y el asesinato de sacerdotes, monjas y seglares. Un periodo en el que las cofradías suspendieron sus actos y vieron alterada su vida, quedando bajo el control del Estado. Un periodo en el que se suspendió la Semana Santa, procesionando en el año 1932 tan sólo la Hermandad de la Estrella, y en el que muchas Hermandades tuvieron que ocultar sus sagradas imágenes ( Quinta Angustia, Soledad de San Buenaventura, Cachorro, Macarena) convirtiendo el Gran Poder su capilla en una especie de búnker para conseguir que las generaciones de hoy en día, podamos seguir bajo su amparo y protección. ¿No se acuerdan?Si ese es el objetivo, lo que algunos quieren, van por el buen camino, por lo que no se rasguen las vestiduras por lo sucedido, casualmente un 14 de Abril. Por ello, quizás, se ha querido minimizar lo ocurrido, aunque la mayoría de los sevillanos nos negamos a comulgar con esas ruedas de molino, y queremos seguir defendiendo nuestras creencias, nuestra Semana Santa contra cualquier tipo de ataque que la ponga en peligro, otra vez, y ya sea por acción, inducción, cooperación, complicidad, encubrimiento o simple tolerancia. Por eso acuso.
FRANCISCO SERRANO CASTRO
Magistrado | Abogado | locutor y director de 'Justicia Social' en RSXXI
Redactor y director del periódico digital 'XYZ'@despachoserranoabogados.com
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