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Debate
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Me pregunto casi a diario, la causa, el insondable misterio que se encuentra tras una realidad cotidiana que ha ido inundando nuestra inconsciencia aletargada, como un mantra que se ha impregnado en nuestras células y lo aceptamos como algo propio y normal. Ese misterio que no acierto a desentrañar consiste en desconocer los motivos de porqué en la actualidad el hecho de ser progresista compite con el hecho de pretender ser el más imbécil de la tribu.Porque, en principio, ser progresista, lo que podemos ser todos los que no nos consideremos inmovilistas y creemos que todo puede evolucionar y ser mejorable, no ha de estar reñido con la inteligencia, ni con la moral, ni con las más mínimas reglas de ética y recato. Pero no, está visto que sí lo está para los nuevos sectores neoprogresistas, los nuevos ingenieros sin título de ingeniería social aplicada, de ensayistas de laboratorio de productos transgénicos de género, de doctores y académicos de un neolenguaje que habría de producir hilaridad y sonrojo en cualquier estudiante de la lengua de Cervantes, pues para todo ese ganado oportunista, gandul, prepotente, soberbio y crecido a base de la pusilánime actitud del resto de una población inerte y lanar, resulta obligado hacernos comulgar con sus ruedas de molino, que nos tragamos y deglutimos con la displicencia de cualquier rumiante, y además pagando el pienso de nuestro bolsillo.Y así resulta que tenemos políticos imbéciles, a los que además votamos, y en algunos de los que concurre también el defecto, también disculpable, de ser rufianes ( algunos hasta por apellido), sinvergüenzas y corruptos, y que compiten, ya se retraten como de izquierdas o derechas, por ser, eso sí, adalides de ese neoprogresismo impuesto por y para imbéciles.Así observo que tenemos periodistas ignorantes, incultos que se adaptan a los nuevos tiempos, compitiendo también por causar buena impresión al mantra de lo políticamente correcto y progresista, y pese a que para ello, algunos tengan que aparentar ser incluso más imbéciles de lo que incluso son. Pero no importa, al final, serán ellos los llamados a triunfar en el reino de este mundo.Sólo excepciones, oasis de libertad e inteligencia sobreviven en ese caldo de viscosidad, y que son ansiados de encontrar por un amplio espectro de población que se resiste a engrosar las filas de los caídos en esta hecatombe zombicultural. Oasis como líderes políticos, y ahí incluyó al ninguneado Santiago Abascal, que son etiquetados y menospreciados deliberadamente de antemano para que no se transmita su real mensaje; oasis como este diario digital XYZ en el que escribimos tres generaciones de Serrano, mi padre, mi hija y un servidor.Porque, no se crean que es sólo necesario encontrar antídotos contra esa epidemia viral de estupidez; resulta vital, porque detrás de esa panoplia de imbéciles y oportunistas, entre los que destacan políticos y periodistas pero también servidores de la Justicia, Sanidad y Educación, y es ahí donde se puede encontrar la clave para hallar la respuesta a mi inicial interrogante, existen intereses ocultos macroeconómicos que dominan, controlan y permutan el tablero geopolítico a su conveniencia. Y esos desconocidos que mueven los hilos de las marionetas que representan los imbéciles conocidos, son muy listos y peligrosos. El futuro de nuestra civilización depende de que se mantenga viva la llama de una resistencia que a base de talento, tesón y ejemplo, se rebele contra sus designios disfrazados de falso progreso.
FRANCISCO SERRANO CASTRO
Magistrado | Abogado | locutor y director de 'Justicia Social' en RSXXI
Redactor y director del periódico digital 'XYZ'@despachoserranoabogados.com
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