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Debate
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Fecha: 05.05.2011Autor: José Francisco González RamírezDe siempre me ha llamado la atención el punto de la «i» en forma de circulito, o disquito, que no es exactamente un punto, sino que posee el carácter de un óvalo situado fuera de su lugar y contexto.Digo que esa es la sensación que recibo cuando veo un punto que no lo es y adopta esa forma tan peculiar que a veces resulta un tanto encontrado, misterioso y artificial. Es como si alguien hubiera decidido escalar a las alturas, exaltarse por encima de su propio «Yo», quizás enalteciéndose fuera de sí. Claro que ese punto asimismo inicia una danza que va hacia la derecha o hacia la izquierda, o cae (o sube) más o menos sobre su vertical.Cada grafólogo tiene su «librillo» para dar una versión de su significado. Yo no pretendo caer en la simplicidad de interpretar a una persona por un solo indicador, estuviera bueno, pero, como expresión motriz dentro del espacio simbólico parece impresionante lo que la mente puede proyectar.Para Matilde Ras, que yo sepa, le indicaba grados de anormalidad psíquica y como expresión más extrema señalaba signo de demencia. De manera más leve era un indicador de exhibicionismo e incluso de excentricidad neurótica.Para Muñoz Espinalt el óvalo de la «i» simbolizaba la personalidad que ha sobrepasado su propio estado natural que se correspondería con el centro del espacio gráfico de la escritura donde el «ego» encuentra y ubica su naturaleza simbólica. Y ese óvalo de la «i», ¡por supuesto!, ha subido hacia arriba, ha perdido su ubicación, y quiere estar en las alturas, más allá de la realidad. Se ha desplazado, se ha desorbitado, ha huido de su hogar…¿Pero eso es malo o bueno?Ni bueno ni malo. Freud fue quién hace ya tantísimos años dijo que la mente humana tiene un poco de todo, y que nuestra salud mental se mueve por una cuerda bipolar entre lo neurótico y lo psicótico, a veces la mente se revuelve peligrosamente en los extremos.No he tenido la ocasión ni la oportunidad de tener muestras de personas que sufren estos extremos. Pero ese puntito de la «i» fuera de su lugar natural lo he observado cientos de veces en las personas más corrientes, y lo he visto relacionado de forma muy diversa unas veces como signo de estrés en ejecutivos, en personas inteligentes, de creatividad en artistas, de excentricidad en histéricos, de singularidad neurótica de muchos tipos, y de rompimiento energético…Muchos prestigiosos grafólogos nos han dicho desde siempre que ahí arriba está el alma del poeta, pero también el de la personalidad dictatorial, el del idealismo extremo, y lo emplean los dogmáticos y pero también los filósofos más altruistas y abiertos…Por eso pienso que ese puntito de la «i» hay que interpretarlo en función de la personalidad de quién lo hace, y puede estar indicando una situación circunstancial, pero, ¿por qué no?, también unos rasgos de personalidad permanentes…Me encantaría llenar líneas y líneas sobre la significación de este gesto minúsculo, pero, no deseo cansaros más. Me gustaría tener vuestra opinión al respecto.Un saludo
JOSÉ FRANCISCO GONZÁLEZ RAMÍREZ
Psicólogo, Psicólogo educativo, Psicólogo clínico sanitario, Escritor, ponente, Artista y Locutor
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