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Debate
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Homenaje a los que se olvidan de algo de vez en cuando, los despistados.Columna de opinión sobre los despistados y sus problemas y oportunidades.Los despistados cada vez cargan con una injusta peor fama.VIVIMOS CON TANTÍSIMA información a nuestro alrededor que ha llegado el día en que olvidarla es tan necesario como lo fue una vez colmarse de ella.
¿Para qué queremos tanta información si nunca la utilizamos?—se preguntaba sabiamente el músico Kiko Veneno en una entrevista.
¿Realmente necesitamos toda la información que tanto nos esforzamos en acumular durante años?Sabemos que en la actualidad las líneas educativas se apoyan más en las nuevas tecnologías, ya no es tan importante acumular datos sino “saber hacer” a nuestra conveniente disposición.Es más importante el análisis y el razonamiento de un artículo de prensa que la acumulación implista de ítems.Aparte de las archipresentes bondades de las TIC, que parecen ser la solución a todo, también vemos nuevos efectos como consecuencia de nuestro tipo de sociedad acumulativa en cuanto a información; se van inventando nuevos síndromes, trastornos o pseudotrastornos relacionados con la velocidad, las prisas y el exceso de información.Encontramos, por ejemplo, el incipiente trastorno denominado Hurry-Sickness, o cerebro disperso, olvidadizo; el síndrome del cerebro que no se concentra o scatter-brained.
Y algo que ha cambiado hoy en día es precisamente nuestra valoración sobre el olvidadizo. Hoy, tener mala memoria no está bien visto; el olvidadizo, con seguridad, tendrá algún despiste en una sociedad burocrática, repleta de plazos, llena de normativas aburridas que recordar, y eso es algo imperdonable.Hace décadas, el olvidadizo estaba mejor considerado, y su despiste se asociaba con la fantasía, la imaginación, lo divergente o el chiste, y era una persona que contemplaba las posibilidades de cambiar y crear. Un olvidadizo tenía entonces algo de acto fallido inconsciente que se torna creativo, propio de las Bellas Artes.En ese mundo de fantasía, esas personas abstraídas están más cerca del amor y de la amistad, y más lejos del aburrimiento y de la repetición, porque al final, en la sociedad, luchan dos tendencias, por un lado, el amor, que implica deseo, contacto, cambio, movimiento y, en sus antípodas, el aburrimiento de lo burocrático y la rigidez y el control, donde se intenta que el próximo año sea idéntico al año anterior, donde no se quiere que cambie nada y se mantenga lo que se tiene (ya sean privilegios o incluso situaciones injustas), donde ves entrar a jóvenes deseosos de hacer cosas y paulatinamente contemplas que su deseo va disminuyendo poco a poco ante esos muros hasta que finalmente se amoldan, cabizbajos.
El despistado, finalmente, ha pasado a ser una persona que tiene un déficit neurológico y cognitivo que nada tiene que ver con lo creativo.Pero en esta dialéctica encontramos que el despiste siempre encuentra la falla adecuada y al final nos hace reír, el despiste nos sorprende y, de vez en cuando, nos recuerda que estamos vivos.Fernando Pérez del RíoGeplaatst door sencillezyorden.es op Zondag 30 april 2017
FERNANDO PÉREZ DEL RÍO
Dr. en Psicología | Consulta privada de psicología
Profesor de la Universidad de Burgos
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