Base de cambio consciente y la grafología

 

Estamos malformados, mal enseñados, desmembrados, convertidos en autómatas, robotizados, nos hemos convertido en máquinas muy rentables. Muchas modalidades culturales, maneras de ver la vida están teñidas de aprendizajes nefastos que se imponen como lo natural y espontáneo. La escisión mente-cuerpo se instaló como fundamento aunque no lo sea, se instaló pese a que denigra, disocia, genera culpas, miedos y negatividad. Todo esto destruye la esencia de lo humano.

 

La raíz de nuestra especie está en lo instintivo que conforma nuestra personalidad. Lo instintivo es esencia de vida, origen de lo vivo: anhelo de supervivencia, de autorrealización, de responsabilidad, de asumir seguridad.

 

No consideramos que somos agua y el agua estancada no fluye, se pudre; en movimiento busca salida, nueva forma, transformación. Somos energía, fuerza de vida: la energía vital circula a través del cuerpo, se genera en las cualidades humanas de amor, determinación, poder de la voluntad, en el pensamiento positivo, en la proyección de las fuerzas de la naturaleza que incluyen el viento, la lluvia, el sol, el calor, el magnetismo, la gravedad, la electricidad.

 

Los cortes energéticos -como la escisión mente-cuerpo- se producen por creencias, traumas, maltratos; todos significantes de enfermedad en lo físico y en el alma; así se fijan memorias, historias que pesan, que necesitan ser expresadas y elaboradas.

 

Una dualidad impuesta, cargada de prejuicios, daña, pervierte, degrada, denosta lo sagrado en nosotros –vale recordar que nuestro hueso de la cadera se denomina sacro-. Los afectos y sentimientos son considerados como debilidades, según códigos, normas, imposiciones de un “deber ser” que anula la posibilidad de ser.

 

El cuerpo, complejidad que trasciende lo científico, es un enigma que hace nudo en la identidad y en la trama social. Lo humano es vínculo, relación, contacto, interconectividad. Todo está inextricablemente integrado: la mente y el cuerpo, la emoción y la razón; todo en relación consigo mismo y con el entorno.

 

La identidad es una construcción, con acceso en los distintos niveles de nuestro ser: inferiores -más densos, en relación con los cinco sentidos físicos- y los superiores, más sutiles, que nos reportan coherencia, espontaneidad, plenitud, dignidad.

 

Nuestras sociedades están marcadas por las decisiones que tomó en 1215 el 4ºConcilio de Letran (ideas como que el cuerpo está vinculado al pecado, la separación entre ciencia y religión, el dogma como incuestionable, la peligrosidad y eliminación del que cuestiona, etc.). Todo es norma que busca dominar, encuadrar, controlar; norma que postula arbitrariamente un modelo de ser humano. Así la evolución natural se pierde, se extravía ante la carga de modelos, pautas de conducta, mandatos omnipotentes que desbordan insensibilidad.

 

Sin embargo, ante una crisis, un estado de pánico, un brote psicótico, las certezas se desvanecen. Lo que sí existe es un potencial evolutivo oculto que es urgente reconocer, examinar, develar. Hay infinidad de recursos en los que afloran la vida, lo moral como esencia y no la muerte (por ejemplo en todas las prácticas artísticas o en el trabajo corporal consciente, integrador).

 

En el año 1985 encontré en la Grafología un camino de superación individual, una forma más adecuada de vínculo con el/la semejante. El escribir es una de las acciones más complejas de nuestro cerebro, está determinada por caracteres que dicen de un lenguaje simbólico íntimamente relacionado con el inconsciente personal y colectivo. Esto puede ser utilizado para habilitar en la persona mayor conocimiento de sí. La aplicación de ejercicios gráficos, desde la dinámica del juego como disfrute, aporta autenticidad, afirmación en sí; ambas cualidades representan un tesoro cuantioso e inagotable. Los ejercicios gráficos son una herramienta de trabajo muy estudiada, probada y comprobada, desde hace muchos años -en el caso de Argentina, cabe destacar las experiencias llevadas a cabo con excelentes resultados por el Prof. Amado Balandras, Prof. Beatriz Villamarín y Prof. Mercedes Gorraiz Tenenbaum-. Sin embargo, hoy día el uso de la Grafología en general está restringido a una elite.

 

Sería muy valioso que como individuos y sociedad reconozcamos las virtudes y los aportes que esta disciplina ha hecho, hace y puede hacer; que reconozcamos el trabajo de los investigadores independientes que con una mirada distinta pretenden un mundo mejor. Apostar a lo humano, a la sensibilidad, a lo solidario, conceptos que fueron germen de la lucha en los años 70.

 

Estamos malformados, mal enseñados, pero podemos desacreditar la inhumanidad de quienes se consideran la ley, los dueños de la verdad y sin conciencia defienden sólo lo que les es rentable, destruyendo sin miramiento cualquier cosa que se interponga o afecte sus intereses.

 

Somos lo que hacemos.

Integrémonos, oxigenemos nuestras cabezas, recordemos que la savia que alimenta el árbol sube desde la raíz por el tronco y abre su copa al cielo.

 

 

 

 

Anexo:

Este trabajo fue realizado como respuesta a una manifestación en la que estudiantes de las escuelas técnicas de la ciudad de Buenos Aires reclamaban más horas de dibujo técnico en detrimento de dibujo artístico.