• Creador
    Debate
  • #17911
    Sencillez Orden
    Superadministrador
    Número de entradas: 1473
    Si alguna vez ha retrasado una cita con el dentista, o ha pospuesto para el próximo mes el propósito de apuntarte al gimnasio, y nunca encuentra el momento de arreglar determinados papeles o arreglar ese grifo que gotea no es el único. Aplazar los asuntos pendientes, o dejar para mañana lo que podría  hacer hoy, es una costumbre muy humana conocida como procrastinación. Y es muy habitual a pesar de que tiene un coste elevado, ya que los retrasos evitables generan pérdidas de productividad, además de causar estragos emocionales, principalmente mermando la autoestima.  las personas se comportan así porque creen que el día de mañana será más adecuado para poner en práctica lo planeado. Está demostrado que la tendencia a procrastinar es menor si se plantea la tarea en términos muy concretos y específicos. 
     
     
    Es curioso como para realizar tareas, que consideramos más importantes para nosotros, son las que más frecuentemente demoramos. Más que pereza,  lo que hay detrás de la procrastinación es un exceso de perfeccionismo.  
     
    Vean aquí, un libro en PDF para descargar y esperamos les parezca interesante.
     
    ¿Qué nos dicen los expertos disciplinarios sobre la procrastinación?
     
    Para mirar todas las ópticas posibles y dado que hay mucho que decir… ¿Qué nos dice la grafología y resto de disciplinas de esta conducta? de paso  ¿algún consejo experto para prevenirla y/o curarla
     
    Nos seguimos leyendo…
    Sencillez & Orden 
     
Mostrando 5 respuestas a los debates
  • Autor
    Respuestas
    • jaime
      Invitado
      Número de entradas: 643
      He tenido la suerte de tener varios artistas entre mis clientes como psicólogo – escritores, músicos, algún pintor – ya fueran aficionados o ya hubieran tenido la fortuna de vivir de ello, casi todos han experimentado la procrastinación en algún momento con diferentes percepciones, pero con puntos en común, salvo excepciones: 
       
      Muchos, al principio, viven la procrastinación como un momento de pereza que aprovechan para reflexionar, o concentrarse en áreas de su vida que tienen olvidadas o dejadas. Es un momento donde no aprecian gravedad en dilatar. Especialmente los aficionados, que no tienen urgencia por publicar un trabajo o dar un concierto, pueden permitírselo. 
       
      Muchos incluso, ven que la creatividad aflora en algún momento, y se acogen a esa circunstancia casi mítica de que la inspiración – casi debería decir la musa, puesto que en este discurso tiene vida propia – ya llegará. 
       
      Pero si tienen de verdad, y los míos la tienen, la llama de la creación, de repente se ven como Tántalo. Tienen hambre de crear, pero no pueden llegar a la comida. ¿Qué sucede? ¿Por qué se me ha quedado el estómago cerrado? Entonces, cuando la conducta es problemática, porque se percatan de que duele más no crear que hacerlo – qué precioso tema de discusión es la creación artística y literaria (para el que las quiera separar, yo no lo haría del todo) – vienen apresurados, confusos, con falta de confianza en demasiadas ocasiones. ¿Qué ha pasado? ¿Es que ya no soy capaz? Los hay que aborrecen lo que crean, los hay que no se sienten fluir como antes, pero hay quien ni siquiera llega a ponerse a crear. Todos los casos son duros, todos con algún punto de diferencia, porque incluso en esos momentos hacen gala de su diferencia y su individualidad. Por suerte, suelen tener buen pronóstico. Les hace falta perspectiva, y es lo que entrego – y muchas técnicas cognitivo-conductuales, lo admito – y con eso, en poco tiempo, resulta que la procrastinación estalla como un cristal que albergase oro líquido. 
       
      Entre las personas que escribimos se suele decir que la segunda es la más difícil. Ahora si hay algo que demostrar. Lo atestiguo, lo valido, doy fe. 
       
      Cierto es que me he encontrado mucho autoboicot – no llegar nunca a la realización me evita enfrentarme al fracaso – pero también mucho perfeccionismo, mucha etiqueta equivocada – nunca viviré de esto, así que más vale que me concentre en todo lo demás –, mucho hábito desestructurado, mucho refuerzo secundario – el cerebro es un adicto a lo fácil, ¿verdad? –, así que la procrastinación a veces se confunde con otra cosa, o sus razones no están del todo claras, e incluso a veces tiene un valor creativo, pero es difícil de medir, de limitar. Quizás sea ese malestar el despertador, quizás debamos ponernos uno. 
       
      Quizás no debamos repetirnos a nosotros mismos y a quien quiera oírnos que trabajamos mejor bajo presión (que es verdad en muchos casos, que o nos pinchan la voluntad, como decía el genial Quino, o no se infla) y debamos repetirnos cada día: quiero escribir (aquí hemos de sustituir el escribir por lo que proceda) y voy a encontrar mi espacio, que es este, y voy a encontrar mi tiempo que será esta tarde, y voy a hacerlo con este boli en mi cuaderno rojo. 
      Cuando hayamos de nuevo disfrutado de la creación, el resto será coser y cantar. 
       
      Jaime Miranda
    • Juan Allende
      Moderador
      Número de entradas: 314
      Hola a todos
       

      Pienso que a la creatividad no se la puede forzar pero no tengo experiencia en este tema respecto a otras personas. Me limito asi a hablar por mi mismo
       
      1.- Quiza sea cierto (no se si en general, pero ocasionalmente lo es) que trabajemos mejor bajo presión. Quiza si lo sea para trabajar pero dudo mucho que lo sea para crear. De igual forma que no puedes ser creativo de 4 a 8.
       
      2.- A nivel personal ese problema me lo suelo tomar con mucha calma, no intento apresurar ni los tiempos ni los hechos. Se que, generalmente, la idea acaba surgiendo y suelo esperar sin atosigarme a mi mismo.
       
      Ademas de que cuando la idea surge suele hacerlo de manera bastante completa.  Ese es el momento en que dejo de inmediato todo lo demás que esté haciendo y me centro en el tema.
       
      No es infrecuente que me halle en la butaca leyendo, o viendo la tele o charlando con alguien y de pronto abandono todo lo que estoy haciendo y me vengo al despacho. Ya saben lo que pasa. Y me dejan en paz
       
      3.- por ultimo he leido.Y a mi me ha ocurrido mas de una vez, que uno de los mejores momentos para eso es cuando ya estas en la cama a punto de dormir. En ese momento el cortex está relajado y permite con facilidad lo que podriamos llamar entradas de informacion no relevante.
       
      Bueno! quiza sea menos relevante en apariencia, pero a menudo esos "traspasos" valen un mundo.
       
      Abrazos

      JUAN LUIS ALLENDE DEL CAMPO
      Maestro | Lic. Derecho | Grafólogo | Grafopatólogo | Escritor | Redactor | Científico | Investigador | Presidente | Director | Congresista | Miembro de honor

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    • José Francisco
      Participante
      Número de entradas: 83
      ¿Qué tal ''aprender a dejar de hacer''? ¿Denme una sola razón por la que hay que estar siempre activos? 
       
      Los principios del “hacer”. Cada día estamos más acelerados e invariablemente ocupados. Siempre hay algo más que hacer.  Incluso a los niños los tenemos ya desde pequeños en una especie de actividad perpetua y ¿para qué? Creemos tal vez que esa manera de proceder nos conduce al éxito ("El tiempo es oro") pero finalmente lo que obtenemos frecuentemente es un lamentable premio en forma de estrés.
       
      A Mejda, el más místico y espiritual de todos,
      con admiración y respeto
       
      Acrílico sobre lienzo, obra propia
       
      Estar continuamente bajo ese
      prisma de la acción lo llamamos  é  x  i  t  o.
       
      ¿Estamos bajo una actitud vital confundida? Quizás un cambio de perspectiva consistiría en llegar a "DEJAR DE HACER".  A estos, en otras orientaciones filosóficas y espirituales, lo llaman MEDITACIÓN. ¿Podríamos llegar a la conclusión de que la serenidad, el auto-control y la calma  podrían ser la base de un  é x i t o  diferente?
       
      La meditación exige centrar la atención
      y quedar  "vacío" de todo.
       
      Quién logra un estado de conciencia así participa de otro tipo de é x i t o,  colma las aspiración de ser feliz (o se sitúa en un proceso denominado felicidad) . Si pudiéramos contraponer el “hacer” con el “dejar de hacer” parecería que confrontamos la “acción” contra la “inacción”, pero, eso no es exactamente así. “Dejar de hacer” no es sinónimo de ningún tipo de holgazanería, pereza o dejadez. Bien al contrario, supone un reto, un trabajo interior silencioso, pacífico y sereno, un estar en el camino de la realización del Ser.
       
      Sin embargo, la observación somera de lo que significa “hacer” nos pone en el panorama de la tensión y  si rebasamos cierto nivel óptimo y saludable entramos en el campo de la presión.  Nos estresamos porque deseamos acumular sin fin: cosas, sensaciones, poder, posición, prestigio… y eso se corresponde con el  H A C E R. Acopiamos, competimos, luchamos, poseemos; deseamos y almacenamos, con el fin de asegurarnos la tranquilidad de la vida.
       
      Pero eso no es perjudicial en sí mismo.
       
      Y ese “hacer” foráneo en formas de acciones que materializa los deseos se proyecta en las relaciones sociales, en el lenguaje, en la comunicación, en la vida, lo que supone a veces estar fuera de uno sin descanso y en muchos casos hace que apenas tengamos vida interior, asistimos a un continuo rumiar de pensamientos y sus correspondientes estados perturbados, escisiones de un yo dividido, conformando estados de ansiedad o depresiones, situaciones de insatisfacción, frustración y conflicto, problemas personales, corazas, desazones, desesperanzas… 
       
      Una sociedad tan externalizada como la nuestra está más pendiente de cuanto acontece en el exterior y da poca importancia al interior y sus fenómenos.
       
      "Lo esencial es invisible a los ojos"
       
      Así nos hacemos superficiales. Solo hay que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de ello.
       

      Acrílico sobre lienzo, obra propia
      Acrílico sobre lienzo, obra propia
       

      Este “hacer” competitivo cesa cuando  “dejamos de hacer” y surge otro tipo de mundo. No estoy diciendo que debamos dejar de crear la praxis humana, sería una falacia. Trato de resaltar lo que supondría reconocer el valor de la naturaleza interior. La vida sin el observador interior nos centra excesivamente sobre lo de fuera y olvidamos lo que queda dentro por descubrir.
      Acrílico sobre lienzo, obra propia
       
      Tenemos una sociedad tecnológica extraordinaria, de una perspectiva asombrosa, que apenas si se podía ni soñar en el pasado. Pero no hay que engañarse aunque avancemos lo indecible desde el punto de vista tecnológico, no nos  servirá de nada si no nos descubrimos desde el interior y para eso hay que aprender a "dejar de hacer".

      Conclusiones:
      1- Compaginar el desarrollo personal en el mundo interno es tan esencial como alcanzar logros en el mundo externo, a estas dos cosas lo denominamos:
       
      a) HACER  (lo externo: campo de la praxis, acciones o conductas humanas… ) y
      b) un DEJAR  DE HACER  (lo interno: campo de la percepción donde la observación con quietud de la conciencia en estado de relajación y meditación nos permiten vivir más serenos y felices…).
       
      2- Proponemos que nos preocupemos en ampliar la experiencia del mundo interior.
       
      3- Vivir el proceso de ser feliz y estar seren@ pasa por el enriquecimiento interno, esto es esencial para la salud de la mente.
       
      José Francisco González Ramírez

      JOSÉ FRANCISCO GONZÁLEZ RAMÍREZ
      Psicólogo, Psicólogo educativo, Psicólogo clínico sanitario, Escritor, ponente, Artista y Locutor
      ------
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    • Dominga de León
      Participante
      Número de entradas: 47
      Estimados Todos: coincido en lo del perfeccionismo, y en el escrito en gral, aunque cuesta aceptar que se margina al que crea, es mas cómodo aceptar lo que se nos impone, asi evitamos el conflicto. El creador (posibilidad que anida en TODOS) es una Persona sumamente sensible, capaz de asombroso esfuerzo y se lo margina, esto hace mucho DAÑO. Gracias Dominga

      DOMINGA DE LEÓN
      Terapeuta | Argentina | Socia Nº493
      Colegio de Graduados en Grafología de la Argentina

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    • Juan Allende
      Moderador
      Número de entradas: 314
      Hola a todos.
       
      Una vez más considero muy acertado lo que expone Jose Francisco, pero tengo cierta sensación de que en esto, como en todo, existen niveles personales de exageración de la necesidad de actuar, de producir, de crear y niveles personales de desimplicación mayor o menor, de desidia y apatía generalizada.
       
      Oimos a menudo las quejas de los mayores sobre uno de esos polos atribuyendoselo a los jovenes de hoy.
       
      Pero estamos en lo mismo: la generalización, toda generalización, es en parte abusiva y yerra.
       
      Personalmente dos programas de televisión de nuestros dias.
       
      La Super Nany y el Hermano Mayor. Me sumieron en tal estado de perplejidad la 1ª vez que los vi que no he querido pasar esa experiencia por 2ª vez. No he vuelto a verlos.
       
      Este es, obviamente un polo extremo cuyo reverso es el de quien vive para trabajar, y solo para trabajar. Por suerte entre ambos extremos se encuentran la, quizá, y ojalá, la mayoria de las personas
       
      Un abrazo

      JUAN LUIS ALLENDE DEL CAMPO
      Maestro | Lic. Derecho | Grafólogo | Grafopatólogo | Escritor | Redactor | Científico | Investigador | Presidente | Director | Congresista | Miembro de honor

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    • José Francisco González
      Invitado
      Número de entradas: 643
      Saludar a mi buen amigo Juan Allende y a Dominga de León por vuestros comentarios, la verdad que yo no niego la importancia que tiene la acción (el hacer) sino resaltar lo importante que es la conciencia (el ser) observador quieto y sereno, que con solo observar es capaz de modificar lo observado, sin necesidad de hacer nada…
       
      También me preocupa la inquietante polarización generalizada en el  tan perturbador tener, que pone al materialismo en primer orden ya que por tener la humanidad está enagenada. Ver la tv es quedar asombrado de continuo, la polarización que existe hacia lo insustancial es de locura, en fin, no hacer no significa que el Ser esté en la inacción sino en la esencia de la vida. Dijo Descartes "Pienso luego existo" pero llegó Sartre y respondió  "Quién dice existo no es el el pensamiento sino la conciencia"- El Ser es… por si mismo… Saludos amigo y amiga.
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