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Debate
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¿Qué miramos en el grafismo de un alumno que posee ciertos trastornos característicos de la infancia, como por ejemplo el Déficit de Atención e Hiperactividad, el alimentario o algunas fobias..?
Alarma mucho más la obsesión de algunos grafólogos por analizar, diagnosticar y coleccionar letras de nenes con estas problemáticas que la de los maestros por solucionarlos desde una perspectiva áulica.
Mi punto crítico es éste:
Si Juancito tiene TDAH, por ejemplo, cuando me enfrento a su grafismo ¿qué busco decodificar?
– Los indicadores de la enfermedad, Julio.
– ¿Para qué…?, pregunto.
– Para ayudar al docente y a su familia.
– ¿En qué?, insisto.
Silencio. Respuestas arbitrarias o automáticas fuera del contexto.
Es una postura metodológica análoga a una escritura de una persona diagnosticada con cáncer. Analizo los rasgos, busco el síndrome, ratifico indicadores de la enfermedad… y luego… ¿?
Si mi manejo inductivo del área grafopatológica es bueno y soy idóneo, mi función "preventiva" sería (como decía el Dr. Amado Ballandras) recomendar visitar a un médico porque "surgen algunas basuritas"… Y el cliente iba al médico y le decía:
"Dijo el Dr. Ballandras que en mi letra salen algunas basuritas… ¿podemos ver de qué se trata?"
En cambio si la persona ya conoce su diagnóstico, más allá de que el escrito sirva para fijar indicadores conceptuales, ¿qué función tendría, entonces, mi hermenéutica?
Y aquí encontramos la analogía con infantil: qué potencialidades, qué recursos emergen del grafismo para rescatarlos y devolverlos como aliados en su lucha contra la enfermedad.
Siempre – si somos objetivos y buenos profesionales – encontraremos indicadores contra-restantes. Siempre!
Volviendo al origen del post, Úrsula Avé-Lallemant, quizás una de las autoridades más importantes en grafología infantil, decía (no con estas palabras, por supuesto) que ver el vaso medio vacío siempre es promiscuidad grafológica.
En sus trabajos y talleres siempre proponía una vuelta a la perspectiva hermenéutica inversa de la sostenida tradicionalmente:
– ¿Y si en vez de detenernos en los indicadores de anormalidad gráfica nos detenemos en los de indicadores de fortaleza, aptitudes y capacidades?
Estas son las armas que los docentes, las familias. necesitan para “revertir” el proceso aunque sea, en forma mínima.
Detenernos en el síntoma y no ver las deficiencias sino sus potencialidades, desplaza “la crítica permanente” que se hace sobre el nene y definitivamente, un nuevo horizonte se nos abre.Cuando enseñamos patologías gráficas, obligatoriamente debemos poner en primer lugar la necesidad de captar el síndrome actitudinal y aptitudinal positivo del sujeto, antes que la misma patología.
Muchas veces en lo "positivo emergente" está la revelación de sus déficits. Frida Kahlo, por citar solamente un ejemplo, es un reflejo elocuente de lo que escribo.
Esta es la base de la grafología infantil: ver siempre el vaso medio lleno, porque allí está la verdadera función interdisciplinar de un grafólogo.
El vacío lo ve cualquiera.Geplaatst door sencillezyorden.es op Zaterdag 24 juni 2017
JULIO CAVALLI
Psicólogo | Pedagogo | Profesor | Director SP
Buenos Aires | Argentina
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